domingo, 2 de septiembre de 2012

Cárteles en Argentina

Barrera Barrera, detenido en Caracas.
Por Horacio French

La periodista del New York Times Emily Schmall publicó en ese periódico un meduloso editorial en el que reflejó el lento pero sostenido asentamiento del narcotráfico trasnacional en la República Argentina. «Antes era sólo una escala para los traficantes de drogas, mientras que ahora se ha convertido en un destino», titula el artículo, que utiliza como disparador el asesinato en Barrio Norte del colombiano Héctor Jairo Saldarriaga. “El Dagger” Saldarriaga habría sido uno de los más temidos asesinos bajo el mando de Daniel Barrera Barrera, “El Loco”, considerado el sucesor de Pablo Escobar Gaviria. “El Dagger” habría robado a su jefe media tonelada de cocaína, lo que acabó con su vida. Hoy, la Justicia colombiana ofrece 2,7 millones de dólares por Barrera Barrera (1) y además se sabe que su última ex mujer y su sobrina viven en Buenos Aires, aunque versiones dicen que aquí tiene dos ex mujeres más».

Para Schmall, Argentina se ha tornado un confortable refugio para este tipo de delincuentes, al mismo tiempo que se ha vuelto un mercado cada vez más rentable. «Hay una gran demanda local de drogas. Y, a diferencia de los gobiernos de otros países de la región que se dedican a la guerra contra las drogas agresivas, el gobierno de aquí no ha dirigido todo el poder de sus fuerzas contra los traficantes», aseguró la periodista en su artículo. Según ella, el enfriamiento que atraviesa nuestra economía hace, además, que el dinero rápido del tráfico de drogas se vuelva aun más atractivo. 

Edgardo Buscaglia, un investigador mexicano y ex funcionario de las Naciones Unidas que el año pasado realizó una misión de investigación por el país «para efectuar un sondeo de campo sobre las andanzas de los cárteles mexicanos»[1], también cree que «en los últimos años Argentina se ha transformado en un centro de producción de drogas sintéticas». Para el especialista, aunque el asentamiento de los narcotraficantes en este país es parte de una expansión general de los cárteles que responde a su cada vez mayor fortaleza patrimonial, es claro que estos «no eligen cualquier país» para asentarse. «Por ejemplo, no se van a Chile o a Colombia a establecer sus bases productivas; acuden a lugares donde hay más impunidad, como Argentina», asegura Buscaglia. Y se explica: «En este momento ese país tiene índices muy altos de impunidad en donde causas ligadas a grupos criminales prescriben, no se las tipifica como delincuencia organizada; amplios sectores políticos están siendo penetrados por grupos criminales y por eso la presencia del Cártel de Sinaloa en Argentina no es casual. Ellos buscan paraísos patrimoniales como México y Argentina». 
Y, sin embargo, para la ministra de Defensa, Nilda Garré, «Argentina todavía es un país que no tiene un problema gravísimo» con la droga.


En septiembre del año pasado, el juez federal de Jujuy Carlos Olivera Pastor halló una caja al costado de su auto. Tenía cinco números anotados, como si se tratase del número de un expediente judicial. En el interior, encontró la cabeza de una persona. «Una cabeza entera, con pelo, dientes y ojos. Estaba seca, como si fuese de hace un tiempo», contó luego, con horror, el magistrado. Él es apenas uno de los funcionarios judiciales amenazados en la región. 
También hacia el Este, en la zona cercana a la Triple Frontera, se han instalado los narcos. Según Buscaglia, el Cartel de Sinaloa (aunque también el de Tijuana) ha elegido las provincias de Chaco, Misiones y Formosa para asentar la producción de drogas. Su manejo patrimonial y de inversiones, en cambio, «está muy focalizado en Buenos Aires, en Córdoba y en Santa Fe». Indicativo del valor que tiene su accionar en la región es el hecho de que “El Chapo Guzmán”, haya residido en Argentina entre 2010 y marzo de 2011, tiempo que aprovechó para poner en orden sus negocios aquí. 

Tal vez el factor clave a la hora de explicar este nuevo fenómeno del asentamiento de los narcotraficantes en Argentina sea el incremento en el consumo de drogas, su mayor demanda. Desde 2008, este país ocupa el primer lugar en el consumo de cocaína en Latinoamérica. En su «Informe 2010», la Oficina Contra la Droga y el Crimen de las Naciones Unidas (UNODC, por sus siglas en inglés) señaló que Argentina había alcanzado un consumo de cocaína del 2,6 por ciento de la población comprendida entre los 15 y los 64 años, y que por primera vez se había puesto en el mismo nivel que Estados Unidos. Detrás se ubicaron Chile, con el 2,4 por ciento; Uruguay, con el 1,4; Colombia, con el 0,8; y Brasil, con el 0,7. Según el Informe 2012, la mayor parte del consumo de drogas se mantuvo estable en Argentina durante 2010. «La preocupación por los crecientes niveles de uso de drogas sintéticas como ‘éxtasis’ entre los jóvenes de América del Sur continúa creciendo, con alto predominio del uso de estimulantes (cocaína, anfetamina y ‘éxtasis’), particularmente en Argentina, Chile, Colombia y Uruguay», asegura el reporte. Además, se sostiene allí que la incautación de cocaína creció casi ocho veces entre 2002 y 2009.


De acuerdo con el Observatorio Argentino de Drogas, en tanto, el 7,8 por ciento de la población argentina consumía en 2004 sustancias ilícitas, pero para 2010 esta cifra había aumentado hasta el 10,8 por ciento. Según su última encuesta, entre la población de 12 a 65 años del país, las sustancias que presentaban entonces mayores tasas de consumo de alguna vez en la vida eran el alcohol, con el 70%, y el tabaco, con el 47,3% (ambas de curso legal), mientras que la marihuana se ubicaba en tercer lugar, como sustancia de mayor consumo, con una tasa del 8,1%, seguida por la cocaína, con el 2,6%. Además, las tasas de tranquilizantes usados sin prescripción médica alcanzaba el 3,1% y la de alucinógenos, el 0,9%. El 0,8 %, por último, había consumido alguna vez hashis; el 0.6%, ‘éxtasis’; y el 0.4%, solventes o sustancias inhalables. Para el presidente de la Asociación Antidrogas de la República Argentina, Claudio Izaguirre, son «las políticas permisivas» las que han llevado a la institución de lo que llama un «narcopaís». Según él, en 2010 ya había seis cárteles internacionales instalados. En un principio, asegura, esos cárteles llegaban hasta aquí como vía de paso hacia otros lugares. Pero hora vienen para quedarse, porque el Estado Argentino, colabora para que ello ocurra a través de errantes medidas que adopta periódicamente a través de fallos judiciales ambiguos y contradictorios acerca de la sanción punitiva del consumo de droga para uso personal; con proyectos de ley en el Poder Legislativo que flexibilizan el consumo personal de estupefacientes como la marihuana, lo que en definitiva induce a la población a consumirla y lo que es peor, a despertar la curiosidad de aquellos que no lo han hecho hasta el presente. Debe entenderse que la guerra contra el narcotráfico no puede ser una cuestión exclusivamente de resultado, sino que refleja un estilo de vida que está regido, entre otros por principios morales. 


(1) Barrera Barrera fue detenido en un espectacular operativo el 18set2012 en Venezuela. 

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